Galimatías durante su actuación en el Juan Sebastián Bar de Huesca.

l nuevo hombre orquesta.

LUIS LLES

HUESCA.- Su actuación en la última edición de Periferias, dedicada a la Nueva Comedia, despertó sonrisas entre un público asombrado ante el desparpajo y el humor desprejuiciado con que Galimatías se acerca a la música electrónica. El zaragozano Diego Galligo, más conocido como Gali, y ahora como Galimatías en su nuevo proyecto, se sitúa en una tierra de nadie en la que confluyen el showman, el feriante, el investigador “loco”, el monologuista, el cantante de soul y, sobre todo, el hombre orquesta. Es, claro está, un nuevo tipo de hombre orquesta, que sustituye la guitarra, la armónica y el bombo de toda la vida por los modernos cachivaches electrónicos (samplers, cajas de ritmos, secuenciadores), pero que sigue teniendo como arma principal la voz. De hecho, la voz lo es casi todo en la música de Galimatías. Una voz que no solo la utiliza para cantar, hablar y contar anécdotas ocurrentes, sino que también la manipula, la dobla y desdobla, la convierte en eco y la expande, y crea con ella ritmos y sonidos que se transforman en loops, que acaban llevando casi todo el peso de las canciones. Ya no se trata, en su caso, de utilizar la voz como un instrumento. Se trata, más bien, de hacer girar toda su música en torno a ese vehículo insustituible, emocionante y mágico que es la voz.

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